No se si me das lastima o me das alegría, pero sé que algo me haces sentir, porque siempre me hiciste sentir algo y te prometí que iba a sentir siempre, así que es mi deber cumplir. En realidad, lo que te prometí es que te iba a amar siempre, eso también es lo que estoy haciendo, es decir, no le falte a mi palabra en ningún momento para con vos, y sin embargo, por como actúo, pareciera que si, por cómo no actúo, por cómo no estoy, por cómo ni en donde se me llama estoy.
Para amarte no necesito ser incondicional a tus ojos, basta con que yo lo sepa, con que yo sepa que llegado el momento en que por fin lo merezcas yo voy a estar ahí y no me voy a ir a ningún lado. A veces no hace falta que las muestras de amor o desamor sean obvias hasta el punto de ser grotescas. Se puede amar y odiar dentro de los límites de la sutilidad. No es lo que prefiero, pero sé que esta vez es estrictamente necesario, crucial.
No hace falta que te arrodilles y me regales una rosa para darme a entender que estas ahí pero que queres estar acá, aunque sea para ver qué pasa, para ver qué es lo que me pasa, porque desaparecí, porque ya no estoy, porque ya no podes leerme de ninguna manera...
Quizás estés siendo sincero y yo te este analizando como siempre lo hago, probablemente este equivocada, como de seguro lo he estado infinidad de veces, pero ¿Qué puedo decirte? No me parece, no presiento ni siquiera que estoy equivocada.
¡Qué temible subjetividad! Tal vez necesite a alguien que me diga que soy demasiado optimista, que tengo los ojos vendados y que vos no estás, que estoy delirando, otra vez.
Sin embargo, no puedo dejar de pensar que es extraño, y que hoy en día haces y decís como nunca antes. Ya no sos la persona que conocí, hoy no lo sos, por lo menos no lo sos conmigo, y a la vez tratas desesperadamente de serlo, probas como loco no parecer extraño, ser el mismo, y en tu búsqueda, y en tu incertidumbre tropezas, ¿Sabes? Y se nota, o al menos mi tergiversada cabeza lo nota. ¿Qué puedo decirte? Llegue demasiado lejos y necesito reciprocidad, aunque sea la mitad de la reciprocidad, un tercio de la reciprocidad, toda la reciprocidad, pero no un cuarto, no puedo volver por un cuarto porque ame sola toda la vida y a veces, mi amor, hay que aprender a arrodillarse, y eso me lo enseñaste vos...
Vos me enseñaste todo lo que se, lo que es el amor, lo que es la felicidad y la tristesa, la pena y el desamor.
Pero algo no quedo muy claro, me explicaste lo que pasa despues de la vida, lo que pasa cuando se rompe el corazon, aunque seamos jovenes el amor se siente y se sufre no importa que sea con una persona o por su mascota o algo asi el amor sigue siendo hermoso, sea o no sea correspondido.
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